
Pozole de pavo
Un platillo pa’ calentarse, típico mexicano, particularmente en regiones como Jalisco, Guanajuato y Michoacán, entre otras. Existen varias versiones, de pollo, de cerdo, blanco, rojo y una de mis versiones favoritas: el verde, pero de pavo para variar en esta ocasión de fiesta.
Ingredientes para el caldo de pavo:
4 libras de pechuga de pavo frescas (o caderas)
12 tazas de agua
30 oz de maíz pozolero (hominy)
1⁄2 cebolla blanca
2 dientes de ajo
Ingredientes para la salsa verde:
1 taza de caldo de pollo natural
6 tomatillos verdes, limpios y sin cáscara
1 cebolla blanca mediana
2 chiles poblanos, sin venas ni semillas si no lo quieres picante
1 chile serrano, sin venas ni semillas si no lo quieres picante
3 dientes de ajo
1 cucharada de orégano
1 ramillete de cilantro (11⁄2 taza picado)
Guarniciones: Tostadas
Repollo morado, cortado finamente
Aguacate, cortado en rodajas
Orégano seco.
Rábano, cortado en rodajas finas
Preparación de la salsa verde:
1. En una licuadora agrega el caldo de pollo, los chiles, la cebolla, el ajo, el cilantro y mezcla hasta que se haga una salsa homogénea. Cuando esté lista, deja a un lado para agregar más tarde al caldo. Si quieres mejor sabor, dora los chiles en el comal, sartén u horno hasta que se pongan algunas áreas negras.
Preparación del caldo:
1. Lava el pavo con agua y quítale toda la piel.
2. En una olla profunda y a temperatura alta, calienta el agua y agrega las pechugas de pavo, la cebolla, los ajos, y espera a que hierva. Una vez empiece a hervir, baja la temperatura a mediana-baja y cocina por 45 minutos.
3. Luego retira el pavo y desmenúzalo.
4. Retira la cebolla, los ajos y el exceso de grasa del agua, y agrega nuevamente el pavo ya desmechado.
5. Incorpora la salsa verde, el maíz pozolero, sazona con sal al gusto y deja cocinar de 15 a 20 minutos más. Si lo deseas, puedes colar la salsa antes de agregársela al caldo si quieres que quede más delicada de sabor y apariencia.
6. Sirve con las guarniciones aparte.
*Recuerda retirar la cáscara de los tomatillos y limpiarlos, pasándolos por agua y frotándolos con tus manos para quitarle lo pegajoso de la piel antes de cocinarlos.
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