
Fantasías sexuales femeninas
Mucho se habla de las fantasías eróticas que tienen los hombres, pero poco se mencionan aquellas que tienen las mujeres. En un mundo mayoritariamente machista, donde los roles de control y dominación los ejercen los hombres no es de sorprendernos que las voces sexuales de las mujeres permanezcan acalladas.
Las fantasías sexuales que no son otra cosa que representaciones mentales creadas por el inconsciente en torno a las relaciones y disfrute sexual, son igualmente comunes en hombres y mujeres, sólo que las últimas han sido entrenadas socialmente para reprimirlas.
La misma actividad física proviene de las fantasías. Antes de su primera relación sexual los adolescentes se imaginan cómo será esta y alimentan su imaginación con el deseo. Quien crea las fantasías forma parte de las mismas, sea como un actor pasivo (espectador) o activo. La mente humana permite la creación de situaciones, juegos e instancias sexuales que el individuo muchas veces no se atreve a llevar a cabo por culpa o pena.
¿Cuáles son algunas de las fantasías sexuales más comunes entre las mujeres?
Tríos: Escenas sexuales en las que participan tres personas que pueden ser del mismo o diferente sexo y no necesariamente incluyan a su pareja.
Relaciones sexuales con una mujer: Este es un tipo de fantasía muy frecuente y no determina la tendencia sexual de la mujer que la tiene.
Voyeurismo: Observar a otros teniendo relaciones sexuales.
Violación: Otra de las fantasías sexuales comunes entre mujeres en la que la mujer adquiere un rol pasivo y no significa para nada que lo quiera en realidad. En el mundo de las fantasías la mujer puede controlar la situación, lo que no ocurre para nada en el desafortunado evento de que el hecho se presente en la vida real.
Personificar: Jugar a ser otras personas, el uso de ropa interior atrevida, disfraces o juegos de rol para explorar nuevos niveles de excitación.
Llevar las fantasías sexuales al plano de la realidad puede resultar placentero o frustrante, dependiendo de la capacidad de entender que lo expuesto por la mente no tiene las limitaciones que sí tiene el mundo real. Sin embargo, en las búsquedas del placer consciente y conjunto, no está de más compartir estas fantasías (y su potencial deseo de llevarlas a cabo) con la pareja.
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