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Cómo dejar de ponerte excusas a ti misma

Ponerte excusas en tu día a día es un tipo de comportamiento que a la larga te hará sentir estancada, agobiada y sin ánimos de crecer. 

Y aunque es normal atravesar por una etapa distraída en la que no son prioridad ni los buenos hábitos ni el crecimiento personal y profesional, es importante que aprendas a identificarla rápido para que evites que se convierta en un problema mayor.

Por ello, aquí te compartimos algunos consejos que te ayudarán a sacudirte esa pereza mental para que pongas en marcha tus planes y crezcas en tu vida.

Prioriza tus actividades

Si tienes una vida que gira en torno a tu trabajo, familia y una –casi nula– vida social, es probable que te pierdas entre el sinfín de cosas por hacer.

Para lograr tener un mejor control, es recomendable priorizar tus actividades diarias para que así te asegures de hacer y terminar las más importantes. ¡Ah! y no olvides apartar un tiempo especialmente para ti.

Puedes hacerlo a lo old school y hacer tu lista en una agenda o libreta, o echar mano de apps y calendarios digitales que te hacen recordatorios según los programes.

Hazte una pequeña promesa diaria

¿Has escuchado sobre los beneficios de comenzar el día tendiendo tu cama? Así como lo hacen los militares, empezar con una pequeña tarea hecha te pondrá en el estado mental para seguir cumpliendo cosas durante el día.

Pero no tiene que ser tender la cama. Puede ser hacer estiramientos justo al despertar, no revisar las redes sociales justo al abrir los ojos, o simplemente tomar un vaso con agua antes, incluso, de tomar tu café.

Cumplirte una pequeña promesa todos los días te llenará de beneficios y te pondrá en el estado de ánimo ideal para dar lo mejor de ti todos los días.

Mantente activa

Y no hablamos sólo del aspecto físico, sino también del mental. Darle a tu cuerpo y mente un poco de movimiento y desahogo te permitirá tener un respiro del estrés diario.

Comienza con actividades simples como una caminata por la ciudad o leer ese artículo que te llamó la atención. 

Al hacer actividades que disfrutas y te nutren en cuerpo y mente, le darás a tu ser una nueva perspectiva del día. Y así, recargarás energía para dar pie a lo siguiente.

Ponte metas realizables

A todos nos encantaría poder seguir buenos hábitos de la noche a la mañana, pero la verdad es que toma tiempo.

No te fuerces a cumplir metas que requieran demasiado compromiso de tu parte y que, además, no disfrutes, porque las abandonarás a la mitad del camino.

Empieza por eso que siempre has querido hacer pero que “nunca tienes tiempo”. Terminar ese libro que tienes olvidado, hacer esa receta que guardaste en Pinterest, o tan sólo organizar tu armario… sea cual sea tu meta recuerda no exigirte un cambio drástico para que tu cuerpo y mente lo puedan disfrutar. 

 
 
 
 
 
 
 

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