
Jorge Bernal, el mejor ejemplo para sus hijos Lucas y Kylie (PORTADA DIGITAL)
¡Jorge Bernal ama pasar tiempo con sus hijos Lucas Daniel y Kylie Rose, de 11 y 6 años, de eso no hay duda!
Es un papá divertido y dedicado que compagina con éxito su papel como conductor de Suelta la sopa (Telemundo) con la crianza de sus pequeños, y todo esto sin descuidar su matrimonio con Karla Birbragher, estilista de celebridades, con la que forma el equipo perfecto para tener una familia fuerte, unida y feliz.
Con motivo de la celebración del Día del Padre en Estados Unidos este 20 de junio, hablamos con el presentador cubano sobre los retos y satisfacciones de la paternidad. ¡No se pierdan esta entrevista exclusiva que les dejamos a continuación!
Siempre Mujer: ¿Cómo cambió tu vida cuando te convertiste en padre?
Jorge Bernal: Radicalmente cambió la vida. Creo que el bebé se tarda 9 meses en nacer porque es el tiempo perfecto para que tu cuerpo, tu mentalidad y tu vida se vayan acostumbrando. Yo, en mi adolescencia, como cualquier otro niño gastaba dinero en el auto, en las llantas, en una radio, en ropa, en juguetes… Pero cuando nace un niño, la mente automáticamente cambia, es como que me quiero comprar unas zapatillas y dices, “quizás no deba gastarme $100 en zapatillas. Mejor me compro unas de $50 y le compró algo al niño”. ¡La mente te cambia!
S.M.: ¿Qué pensaste o qué sentiste cuando vistes a tus niños por primera vez?
J.B.: Uno realmente sabe lo que es amor verdadero cuando tiene un niño. La primera vez que tienes a ese niño en brazos, lo ves, lo hueles, le cambias el pañal, ese primer pañal es horrible (ja,ja,ja), no importa lo bonito que sea el niño… Ese momento no lo cambio por nada del mundo.
Yo tengo los videos grabados [de los partos] porque documenté todo, y hasta el momento, yo veo esos videos y lloro. Y no una lagrimita, lloro con ojos hinchados, de la alegría y de la felicidad que fue tenerlos acá por primera vez.
S.M.: ¿Qué es lo que más te gusta de ser papá?
J.B.: Compartir con ellos.
S.M.: ¿Qué valores quieres transmitir como familia a tus hijos?
J.B.: Yo creo que la empatía es muy importante. Saber que todo el mundo es diferente. Eso es lo lindo de ser un ser humano. Creo que ser igual que los demás es un poco aburrido, lo rico es ser diferente. Por eso si, de repente, Lucas se quiere poner una camisa anaranjada, pues, ¡póntela, papi! Que sean felices, que sean auténticos y que respeten precisamente a los demás. Al igual que tienen que entender, y entienden, de que no todo el mundo tiene la misma suerte. El hecho de que ellos tengan la suerte de tener un iPad, por ejemplo, no quiere decir que todo el mundo tenga la dicha de tenerlo y lo reconocen. Creo que como padres ese es uno de los valores más importantes que les damos a los niños, que hay que tener empatía, que hay que saber que todo el mundo tiene su diferencia y que es completamente normal. Es importante respetar a los demás. No importa lo que hagas, siempre y cuando no hagas daño a lo demás.
S.M.: ¿Qué aprendiste de tu padre que te haya servido para tu paternidad?
J.B.: Yo soy muy parecido a mi padre y me estoy dando cuenta de esto ahora. Cuando era pequeño, mi padre era mecánico y llegó de Cuba en el año 80 y nos trajo a todos para acá. Mi padre trabajaba como un mulo. Empezó a trabajar en la madrugada, iba a la escuela para aprender inglés, trabajaba en varios part-time como mecánico para, obviamente, sacar a flote a mi mamá y a mí. Cuando teníamos tiempo libre mi padre me decía, “¡niño!, ayúdame a cambiar esta goma!”. Y yo era como que no me quería ensuciar, el olor a gasolina… Hoy en día, te lo juro por mis hijos, Lucas es igual a mí, a como yo era a esa edad y yo, a mis 45 años de edad, soy idéntico a mi padre. Me la paso desarmando el auto, arreglando el jardín… ¡Me encanta! A nivel de valores, mi papá es una persona que siempre le daba importancia al tiempo de los demás. Siempre me decía, “un minuto perdido es un minuto que jamás vas a recuperar. Tú no puedes quitarle un minuto de vida a otra persona”. Siempre me enseñó a respetar a los demás, respetar los tiempos de las personas y nunca menospreciar el trabajo de los demás porque cualquier trabajo es importante.
S.M.: ¿Cómo te describirías como padre?
J.B.: Yo soy de un extremo a otro en el sentido de que me gusta bromear con los niños, les hago chistes, me gusta a veces hacerles pasar pena, nada más para ver cómo reaccionan (ja,ja,ja). ¡Soy un niño más! Juego a las muñecas con Kylie, le pinto las uñas, lo que esa niña pida yo se lo doy. Con Lucas, también juego a videojuegos cada uno en su cuarto on-line. Soy como un amiguito pero también soy padre, en mi rol de padre, de papá de verdad donde me respetan.
S.M.: ¿Cuáles son los momentos más difíciles de la paternidad bajo tu punto de vista?
J.B.: Los momentos difíciles de la paternidad creo que son justo cuando nacen y creo que van a ser, en el mi caso, en la adolescencia. Al principio, nace el niño y tienes a cuarenta mil personas dándote consejos pero al final de cuentas tú haces lo que te da la gana como padre. Los niños no vienen con un libro de instrucciones pero uno va conociendo a esta pequeña criatura y el amor que les tienes le da a uno la paciencia de buscar la solución. Esa es la etapa más difícil, pero la otra etapa, que aún no la he pasado, es la adolescencia. Creo yo que va a ser la más difícil, y más en los tiempos que estamos pasando. Le tengo un poco de temor a esa etapa, pero como sucedió conmigo creo que la solución es hablarlo claro. Prepararlos para esos cambios sociales [Lucas entrará el curso que viene en Middle School] y dejarle entender a él [Lucas] lo que está bien y lo que no está bien, lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer y lo que se va a encontrar.
S.M.: Sigues triunfando en lo profesional en el programa “Suelta la Sopa” (Telemundo), ¿dónde te gustaría verte de aquí a unos años?
J.B.: Yo en cinco años quiero estar en mi casa. Yo, obviamente, vengo a Telemundo y disfruto de mi trabajo. Consumo, vivo y respiro todo esto del entretenimiento y de la televisión, pero hay otro lado mío. Tengo TDA (trastorno de déficit de atención) y eso me mantiene desenfocado de muchas cosas y me cuesta mucho enfocarme en algo, pero cuando logro hacerlo, me gusta hacer cosas en la casa, remodelar un baño, pintar una pared, me da placer crear cosas o arreglarlas. Así que, en cinco años espero tener la suerte y la dicha de seguir en un programa exitoso como lo es “Suelta la Sopa” (Telemundo) y también trabajar, expandir más mi hobby y disfrutar más de la familia.
S.M.: ¿Cómo vas a pasar el Día del Padre?
J.B.: El 19 de junio es el cumpleaños de mi mamá y el 17 el de Karla. Entonces otros años, nos vamos el grupito entero de la familia a una casa, ya sea en los Cayos, Naples… Este año vamos a hacer los mismo, para celebrar el cumpleaños de Karla y el de mi mamá. Sé que vamos a estar hasta el domingo [Día del Padre] y creo, por lo que tengo entendido vamos a combinar ese tercer día y también lo vamos a celebrar todos juntos en familia. Y si hay algún plan secreto por ahí, obviamente es secreto y no lo sé. Para mí, el Día del Padre es un día normal. Creo que se deberían celebrar a los padres todos los días, al igual que a las madres. Está bien que se determine un día para celebrarlo y como reconocimiento, está bien.
S.M.: Hablamos mucho de cómo las madres trabajadoras balancean su vida profesional con la personal, pero los padres trabajadores y comprometidos como tú, también tienen que hacerlo. ¿Cómo haces para que haya un balance en esos dos ámbitos de tu vida?
J.B.: Cuadrar todo alrededor de lo que es mi familia. Yo no pongo mi trabajo por encima de mi familia. Tiene que haber un balance perfecto. No voy a decir ahora que, si de repente tengo que hacer una alfombra roja y cae el cumpleaños de mi hijo Lucas, voy a decir, “¡no voy a ir a la alfombra!” Tampoco voy a ser una cosa absurda. Pero sí trato de coordinar ciertas cosas para que mi vida personal y mi vida profesional tenga ese balance perfecto. Yo, durante la pandemia obviamente no porque mi hijo se quedó en casa y estaba estudiando desde ahí, pero desde que mi hijo empezó la escuela, lo he llevado y recogido todos los días. Después, llegó un momento donde cambió el horario de SLS y no pude recogerlo por cuestiones de tiempo, pero lo llevaba todas las mañanas y yo no cuadraba nada en ese horario porque yo no me iba a perder ese momento de llevar a mi hijo a la escuela. Además, llegará un momento donde Lucas, como cualquier niño o niña del mundo, me va a decir, “papi, mejor déjame aquí”. Entonces, me quiero aprovechar este momento lo más que pueda, estirar esa dicha, lo más que pueda. Karla está haciendo lo mismo con la niña. Entonces, es eso, tener un balance perfecto. Coordinar las cosas para que no se vea afectada la vida personal y para que los niños sepan que les damos importancia a ellos, pero también tienen que entender que el trabajo es importante. Es un balance muy delicado que hay que tener para que ellos sepan el valor de lo que es trabajo y la profesión de uno y también, obviamente, el valor familiar.
FOTO: Sharline Lemus-Brown
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