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Mitos sobre lactancia que debes erradicar YA

Cada mamá tiene el derecho a vivir una lactancia libre, sana e informada. Desgraciadamente, en muchos países esto no ocurre así. Aunque sea una etapa natural en la maternidad, existe un problema que en pleno siglo XXI continúa vigente: la desinformación.

La desinformación y los mitos que giran entorno a la lactancia influyen en la manera en que se vive este proceso; un proceso que se presenta y se vive de manera distinta para cada madre. 

Karen Daniela Cisneros, licenciada en nutrición y asesora en lactancia, comenta que “existe un sinfín de mitos que giran alrededor de la lactancia, los cuales confunden a las madres y desafortunadamente dan como resultado el abandono de ésta muy tempranamente.”

Según comparte la experta, algunos de los mitos más comunes son:

Mito: el recién nacido tiene que ser amamantado cada tres horas. Verdad: la lactancia tiene que ser a libre demanda y sin horarios.

Mito: dar el pecho duele. Verdad: la lactancia no tiene por qué doler y si duele es porque no existe un correcto agarre del bebé al pezón.

Mito: después del año la leche es agua y no le sirve al bebé. Verdad: la leche materna siempre es perfecta y conserva sus propiedades nutritivas y anticuerpos que protegen al bebé.

Mito: hay madres que no producen suficiente leche. Verdad: todas las madres son capaces de producir suficiente leche para satisfacer las necesidades alimenticias del bebé; sólo en algunos casos esto no se debe por cuestiones patológicas.

Mito: consumir semillas, picante o pastas afecta la calidad de la leche. Verdad: es importante llevar una dieta saludable con todos los grupos de alimentos sin excepción.

Lactancia: una etapa única y personal

Amamantar es un proceso que a veces se presenta de manera fácil, y a veces de manera complicada; puede durar años o puede ser muy breve. Sea cual sea tu situación, debes saber que no hay nada escrito y es un proceso íntimo entre tú y tu bebé

Lo que sí está escrito son los múltiples beneficios que la alimentación materna tiene tanto para el recién nacido como para la madre. “La leche materna trae beneficios maravillosos al bebé y la madre también se ve beneficiada”, explica Cisneros. Algunos de estos  beneficios son:

  • Ayuda a la recuperación después del parto.
  • Ayuda al útero a regresar a su estado normal.
  • Ayuda a perder el peso ganado durante el embarazo ya que al amamantar se consumen calorías.
  • Reduce el riesgo de padecer cáncer de seno y ovario.
  • Disminuye la presión arterial y el colesterol.

En los últimos años, la sociedad en general ha adquirido mayor comprensión en cuanto a este tema. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) informa que el porcentaje de bebés amamantados incrementó del 73% en 2004 al 84% en 2016. Así mismo, la cantidad de hospitales estadounidenses que promueven y apoyan la lactancia incrementó de 1.9% en 2008 a 26.1% en 2018.

De madre a madre

En un sondeo, mamás latinas compartieron sus experiencias y aprendizajes sobre la lactancia:

“Tu instinto te dirá todo. Escucha consejos humildemente, pero haz lo que tu cuerpo te pida”.

“No te presiones; tú sabrás lo que es mejor para ti y tu bebé”.

“Acude con una asesora en lactancia”.

“No desistas; ten muchísima paciencia y ten siempre a la mano tu extractor de leche”.

“Cada madre vive la lactancia de manera diferente. Hay quienes lo logran fácilmente y lo disfrutan; hay quienes batallan para lograrlo, y también hay a quien no les gusta amamantar”. 

“Puedes informarte todo lo que quieras, pero es algo diferente cuando ya estás ahí”.

“Es algo mágico”.

 
 
 
 
 
 
 

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