
El estrés: un agente peligroso
Estoy asombrada con las múltiples ofertas anti-estrés que hay este verano. Desde tratamientos de spa, hoteles que se anuncian como los mejores para relajarse, entrenamientos físicos liberadores de estrés y hasta comidas que son idóneas para complementar estos tratamientos.
Todos, o la mayoría de nosotros, estamos expuestos a diferentes niveles de estrés. “El estrés es una reacción física y emocional que todos experimentamos cuando enfrentamos cambios en nuestras vidas. Estas reacciones pueden tener efectos positivos o negativos”, establece el Instituto para la educación del paciente.
Algunos podemos manejarlo con técnicas de respiración o meditación, otros prefieren hacer algún tipo de ejercicio (yoga, pilates, cardio, pesas libres, natación, etc.), o una actividad extracurricular (clases de cocina, baile, pintura, etc.). Lo importante es tomar acción sobre esta condición que es seria y muchos médicos la consideran un agente silente. ¿Por qué? Porque cuando los pacientes van a los consultorios le explican al médico cuáles son síntomas, pero muy pocos le dicen: “estoy en estrés”. Muchas veces, el estrés aumenta la presión arterial e, incluso, podría llegar a alterar los niveles de azúcar en la sangre. “La reacción normal del cuerpo a una situación peligrosa es el aumento de la palpitación del corazón, la tensión muscular y la presión arterial”, agrega el Instituto.
Otro de los síntomas que señala la entidad son: dolor de cabeza, tensión en los músculos, temblor en las manos, fatiga, insomnio y acidez estomacal. Además, algunas personas pueden experimentar ansiedad, irritabilidad, confusión y dificultad para concentrarse, entre otros. Si estás experimentando alguno de estos síntomas o cambios en el comportamiento, consulta con tu médico. Debes cuidar tu salud, porque el estrés puede convertirse en transtorno de estrés postraumático.
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