
Endometriosis y alimentación: cómo tu dieta te puede ayudar a sanar
Gabriela Torres fue diagnosticada con endometriosis a los 14 años de edad, y sin saberlo, ese momento sería el inicio de una intensa búsqueda para entender, escuchar y sanar su cuerpo.
A su corta edad, fue sometida a tratamientos hormonales que pausaban su menstruación por meses. “Más que nada era una menopausia inducida”, explica en entrevista con Siempre Mujer, todo para intentar aliviar sus dolores pélvicos, dolores de espalda, calambres en las piernas, hinchazón y mal humor; síntomas característicos de este padecimiento.
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis es una afección en donde el tejido uterino (endometrio) crece anormalmente fuera del útero. Puede crecer en las trompas de falopio y demás órganos abdominales causando dolores menstruales extremadamente intensos, sangrados abundantes, desajustes hormonales y problemas de fertilidad.
Planned Parenthood informa que en Estados Unidos más de cinco millones de mujeres padecen endometriosis y, aunque no existe una cura, el tratamiento adecuado puede ayudar a controlar los síntomas.
Así, después de tratamientos hormonales de la medicina convencional, la madre de Gabriela decidió buscar alternativas holísticas que ayudaran a sanar naturalmente a su hija.
Naturopatía
Su primer acercamiento con un especialista en naturopatía fue para Gabriela el comienzo de un viaje de autoaprendizaje y acercamiento a lo natural. “El tratamiento que me dio (el especialista) me ayudó mucho, aunque en ese entonces mi alimentación no fue a base de plantas, sino más bien orgánica y natural”, menciona.
Pero sus síntomas regresaron con mayor intensidad después de una despreocupada época universitaria; lo que la llevó nuevamente a los remedios naturales.
“Regresé con mi doctor y cuando evaluó la magnitud de mi condición, que tengo grado 4, él me dijo que debía basar mi alimentación 100 por ciento en plantas”, comparte.
Dieta vegana
Sus síntomas de endometriosis comenzaron a disminuir con tres meses de alimentación completamente vegana. En ese momento, Gabriela comprobó que la alimentación tiene el poder de sanar, revertir y hasta prevenir condiciones de salud.
Todos esos dolores, calambres, hinchazón y cambios de humor desaparecieron. Y además, con su alimentación a base de plantas, pudo regular sus problemas de estreñimiento y azúcar.
“Cuando yo compruebo eso en mi propio cuerpo dije: ¡wow! no lo puedo creer, necesito ayudar a la gente y hacerles ver que hay otras soluciones a su condición”. Y ahí fue que decidió certificarse como coach de salud holística e integrativa, y a especializarse en balance hormonal.
Actualmente, Gabriela no consume ningún tipo de proteína animal y ha aprendido a combinar sus alimentos para no tener ninguna deficiencia de nutrientes. “Muchos veganos tienen deficiencia de vitamina B12 porque no saben cómo comer y combinar sus alimentos. Una vez que yo aprendí eso, nunca más volví a pasar hambre, como deliciosísimo y no me falta la proteína animal para nada”, enfatiza.
Un nuevo estilo de vida
Este largo —y nada fácil— viaje de autodescubrimiento ha llevado a Gabriela a practicar la alimentación intuitiva; es decir, escuchar lo que su cuerpo necesita y alimentarlo de eso que realmente nutre.
“Yo era adicta al azúcar y me tomó casi año y medio deshacerme de ella”, menciona. Por ello, reconoce el duro trabajo que es adoptar nuevos hábitos, y más en tema de alimentación.
“Si sólo comes comida chatarra, eso es lo que tu cuerpo te va a pedir porque se queda en tus glándulas salivales, y establecer nuevos hábitos no es nada fácil sobre todo cuando tenemos un cuerpo enviciado”, añade.
Así, la experta en salud holística aconseja empezar paso a paso, con metas pequeñas y reales que se puedan cumplir día a día, semana tras semana; además de contar siempre con el apoyo de un especialista.
Al adoptar una alimentación basada en plantas “vas a ver un cambio increíble en tu cuerpo, no te vas a arrepentir. Pero no creas simplemente lo que yo digo por mi testimonio; date la oportunidad de estudiar, investigar y sanar de adentro hacia afuera. No es una dieta, es un estilo de vida”, concluye.
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